Desde hace varios años el consumo de bebidas energéticas se ha convertido en un fenómeno global. Estas bebidas prometen un «extra de energía» para estudiar, trabajar o practicar deporte, y se comercializan con mucha agresividad entre adolescentes y jóvenes. Sin embargo, cada lata es una mezcla de agua carbonatada, azúcares, ácidos y cafeína que, más allá de estimular, puede deteriorar tu sonrisa. Un artículo de la Fundación COEM recuerda que una lata de 250 ml aporta 27,5 – 30 g de azúcar, mientras que el envase de 500 ml puede contener 55 – 60 g (11 – 12 terrones), excediendo en una sola toma la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud. Su pH ronda el 3, un nivel tan ácido que causa erosión dental.
Como dentista, he visto un aumento en nuestra clínica dental en Parla de pacientes jóvenes con caries y sensibilidad dental asociados al consumo habitual de estas bebidas. Este artículo pretende ir más allá de la alarma y ofrecer información útil: analizaremos los ingredientes dañinos, las consecuencias para tus dientes, compararemos estas bebidas con refrescos o café, aportaremos consejos para reducir el daño y sugeriremos alternativas para obtener energía sin arriesgar tu salud bucal. Si te importa tu sonrisa y tu bienestar general, sigue leyendo.
Efectos de las bebidas energéticas en tus dientes
Ingredientes perjudiciales: azúcar, ácidos y cafeína
Las bebidas energéticas no son simplemente «agua con vitaminas». Su composición incluye ingredientes que pueden resultar nocivos para la salud bucal:
Azúcar en grandes cantidades. La energía rápida que ofrecen proviene en realidad de azúcares simples. Según la Fundación COEM, una lata de 250 ml contiene de 27,5 a 30 g de azúcar y el envase de 500 ml puede alcanzar los 60 g. Para entender la magnitud: una bebida de 500 ml aporta unos 12 terrones de azúcar. Esta concentración alimenta a las bacterias de la boca, que al metabolizarla liberan ácidos capaces de desmineralizar el esmalte dental.
Ácidos corrosivos. Además de su dulzor, estas bebidas incorporan ácidos como el cítrico o el fosfórico para realzar el sabor y conservar el producto. El artículo de Los Arcos señala que estos ácidos debilitan directamente la capa de esmalte. El problema es doble: por un lado, el pH de la bebida suele ser inferior a 3, un rango considerado altamente erosivo; por otro, la exposición frecuente a ácidos conduce a una desmineralización progresiva, dejando la superficie dental blanda y expuesta.
Cafeína y estimulantes. Muchas bebidas energéticas contienen unos 160 mg o más de cafeína por lata, lo equivalente a dos tazas de café fuerte. Esta dosis puede aumentar la frecuencia cardiaca y causar insomnio; a nivel bucal, la cafeína tiene un ligero efecto diurético que puede disminuir la producción de saliva. La saliva actúa como un escudo natural porque neutraliza ácidos y remineraliza el esmalte; cuando disminuye, la boca se vuelve un entorno más ácido y propenso a caries y enfermedades periodontales.
Además de estos componentes, las bebidas energéticas contienen colorantes y aditivos (taurina, ginseng, vitaminas B) cuyos efectos a largo plazo sobre la cavidad oral se desconocen. El Harvard Nutrition Source advierte que muchas afirmaciones sobre su capacidad para mejorar el rendimiento no están respaldadas por evidencia científica.
¿Por qué dañan tus dientes? La combinación de azúcar y acidez
El daño dental no proviene de un solo ingrediente sino de la interacción entre el azúcar y los ácidos. El azúcar es el alimento preferido de las bacterias cariogénicas. Cuando lo metabolizan, producen ácido láctico que desciende el pH del biofilm dental; si a esta acidez añadimos la propia de la bebida, se produce un ataque doble. El equipo de la Clínica Los Arcos explica que cuando el azúcar se mezcla con las bacterias genera ácidos que atacan el esmalte y favorecen la caries. Por su parte, la acidez directa de la bebida desgasta el esmalte y expone la dentina. En laboratorios se ha demostrado que el esmalte comienza a desmineralizarse a partir de un pH 5,5; muchas bebidas energéticas tienen pH entre 2,4 y 3,9, por lo que cada sorbo equivale a bañar tus dientes en un medio sumamente ácido.
Imagina tu esmalte como la muralla de un castillo. La acidez actúa como la lluvia ácida que desgasta las piedras, mientras que el azúcar proporciona comida a los invasores que quieren cavar túneles en la base. Con el tiempo, las defensas se debilitan y el castillo queda vulnerable.
El papel de la cafeína y la sequedad bucal
A menudo se atribuye a la cafeína la responsabilidad directa de dañar los dientes, pero no es así. La cafeína por sí sola no es perjudicial para la salud bucal; su efecto diurético es leve y provoca una reducción moderada de la saliva, pero no genera sequedad si se mantiene una hidratación adecuada. No obstante, en las bebidas energéticas la cafeína se combina con altas dosis de azúcar y ácidos, lo que puede potenciar el daño: la producción reducida de saliva dificulta la neutralización de los ácidos y la remineralización del esmalte. Además, el consumo excesivo de cafeína provoca nerviosismo, aumento de la presión arterial y, en menores, trastornos del sueño, por lo que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria desaconseja las bebidas energéticas en adolescentes.
Imagina tu esmalte como la muralla de un castillo. La acidez actúa como la lluvia ácida que desgasta las piedras, mientras que el azúcar proporciona comida a los invasores que quieren cavar túneles en la base. Con el tiempo, las defensas se debilitan y el castillo queda vulnerable.
Daños y complicaciones: consecuencias en la salud bucal
Aun cuando tomar una bebida energética de vez en cuando no va a destruir tus dientes, el consumo habitual puede ocasionar daños irreversibles. Veamos las principales complicaciones.
Erosión del esmalte y sensibilidad dental
La erosión dental es la pérdida progresiva del esmalte causada por ácidos sin la intervención de bacterias. El esmalte es la capa más dura del cuerpo, pero su resistencia se pierde cuando se expone repetidamente a un pH bajo. La Clínica Implan‑T explica que el esmalte comienza a desmineralizarse y disolverse en entornos con pH menor de 5,5; muchas bebidas energéticas se sitúan muy por debajo de este valor. La erosión expone la dentina, una capa más blanda, generando sensibilidad al frío, calor o dulce y dejando los dientes con un aspecto opaco o amarillento.
Diversos estudios in vitro han cuantificado esta erosión. Un análisis del pH de 380 bebidas encontró que el 93 % tenía un pH menor de 4 y clasificó el 39 % como extremadamente erosivas (pH < 3). Los investigadores concluyeron que la disolución del esmalte aumenta de forma logarítmica cuando el pH baja de 4. Otro estudio en deportes y bebidas energéticas observó que los productos con pH más bajo provocaban una pérdida de volumen de esmalte mayor que bebidas con pH relativamente alto. La combinación de ácidos cítrico y fosfórico, comunes en las energéticas, potencia el proceso.
Caries dental y riesgo de cavidades
La caries es una enfermedad multifactorial en la que intervienen bacterias, sustrato (azúcar), dientes susceptibles y tiempo. En el contexto de las energéticas, el alto contenido de azúcar y la acidez favorecen un medio ideal para las bacterias cariogénicas. La Fundación COEM advierte que la frecuencia y la cantidad de exposición al azúcar aumentan el riesgo de caries. El azúcar es el alimento principal de estas bacterias y que el ácido resultante desmineraliza el esmalte. Con el tiempo, las cavidades pueden progresar hacia la dentina y la pulpa, generando dolor, sensibilidad y necesidad de tratamientos como empastes o endodoncias.
Los adolescentes y atletas son grupos especialmente vulnerables. Una revisión sistemática publicada en 2024 observó una correlación directa entre el consumo de bebidas energizantes y problemas de salud oral en atletas de élite; la acidez y el azúcar fueron identificados como factores clave para la erosión dental y la caries. La misma revisión señala que la falta de higiene oral agrava estos problemas y subraya la necesidad de educación y prevención.
Manchas, decoloraciones y problemas de encías
No todas las secuelas del consumo de bebidas energéticas se limitan a la erosión o la caries. Los colorantes y aditivos pueden adherirse a la superficie dental, provocando manchas antiestéticas. Estas tinciones pueden oscurecer el esmalte, restando luminosidad a la sonrisa.
El alto contenido de azúcar y la reducción de la saliva también incrementan el riesgo de problemas periodontales. La saliva ayuda a limpiar la superficie dental y a mantener el pH neutro; cuando disminuye, la placa se acumula con mayor facilidad y las encías pueden inflamarse. La Clínica Estefanita indica que la sequedad bucal por la cafeína reduce la capacidad de la saliva para neutralizar los ácidos y lavar los restos de alimentos. A largo plazo, una boca seca favorece la gingivitis y la periodontitis.
Consejos para reducir el daño si consumes bebidas energéticas
La mejor recomendación es limitar o evitar su consumo, pero si decides beberlas de vez en cuando, existen medidas para minimizar su impacto en la salud dental. Distintos artículos de clínicas dentales y organizaciones profesionales sugieren estrategias que puedes aplicar de inmediato:
Reduce la frecuencia y el tamaño. Opta por envases pequeños y evita consumir varias latas al día. La Fundación COEM aconseja moderar el consumo y elegir presentaciones de menor tamaño.
Bebe con pajita o sorbete. De esta forma reduces el contacto del líquido con los dientes, evitando que el azúcar y los ácidos se queden pegados al esmalte. Intenta colocar la pajita hacia la parte posterior de la boca para que el líquido pase rápidamente.
Enjuaga la boca con agua. Al terminar, toma un vaso de agua o haz enjuagues para neutralizar los ácidos y arrastrar los restos de azúcar.
Espera antes de cepillarte. Después de ingerir bebidas ácidas el esmalte está temporalmente ablandado. Cepillarse inmediatamente puede eliminar más material y agravar la erosión. Es mejor esperar al menos 30 minutos para permitir que la saliva remineralice la superficie.
Mastica chicle sin azúcar. Esta práctica estimula la producción de saliva, que neutraliza los ácidos y ayuda a reparar el esmalte. Busca gomas con xilitol, que además inhibe el crecimiento de las bacterias cariogénicas.
Mantén una rutina de higiene dental estricta. Cepíllate dos veces al día con pasta fluorada, utiliza hilo dental y acude a limpiezas profesionales. Una buena higiene y revisiones periódicas son fundamentales para prevenir el daño dental asociado a las bebidas energéticas. Complementa tu higiene con colutorios fluorados que refuercen el esmalte.
Evita combinarlas con alcohol. Las autoridades sanitarias advierten que mezclar energéticas con alcohol incrementa los riesgos cardiovasculares y psicológicos. Además, el alcohol reduce la producción de saliva, potenciando aún más la sequedad bucal.
Consulta a tu dentista. Si consumes estas bebidas regularmente o presentas sensibilidad o manchas, realiza revisiones periódicas para detectar erosión incipiente y recibir tratamientos preventivos. Los odontólogos pueden aplicar selladores, fluoruro o barnices de calcio para reforzar el esmalte.
Aplicar estos consejos no elimina por completo el riesgo, pero actúa como un paraguas en medio de una lluvia ácida. Cada estrategia reduce el tiempo de contacto, neutraliza el pH o fortalece las defensas naturales de tu boca.
Alternativas saludables para obtener energía sin dañar tus dientes
Si recurres a las bebidas energéticas para combatir el cansancio, es hora de buscar fuentes de energía más seguras. A continuación te propongo alternativas que te ayudarán a mantenerte activo sin sacrificar tu salud bucal:
Agua y hidratación. A menudo la fatiga proviene de una deshidratación leve. Beber agua regularmente te mantendrá alerta y tu saliva funcionará de manera óptima. El agua tiene pH neutro y no contiene azúcar ni cafeína.
Infusiones y té verde sin azúcar. El té verde contiene antioxidantes y una cantidad moderada de cafeína. Su pH es menos ácido que el de las energéticas y puedes endulzarlo con edulcorantes naturales o beberlo solo. Evita las versiones embotelladas con azúcar añadido.
Café negro o con leche vegetal sin azúcar. El café proporciona cafeína sin el exceso de azúcar y su pH (~5) es menos corrosivo. No olvides beber agua después para evitar manchas y contrarrestar la sequedad.
Smoothies naturales. Mezclar frutas con verduras (por ejemplo, plátano, espinacas y yogur natural) proporciona azúcares naturales, fibra, vitaminas y minerales. Al no contener ácidos añadidos ni colorantes artificiales, su impacto en el esmalte es menor. Usa pajita y no añadas azúcar extra.
Frutas enteras y frutos secos. Un puñado de almendras o una manzana aportan energía sostenida gracias a la combinación de carbohidratos, grasas saludables y proteínas. Además, masticar frutas y frutos secos estimula la saliva.
Ejercicio y descanso. El descanso adecuado y la actividad física regular mantienen tus niveles de energía y reducen la necesidad de estimulantes. La Asociación de Pediatría recomienda priorizar un sueño de calidad antes que recurrir a cafeína y azúcar para vencer la somnolencia.
Alimentos ricos en hierro y vitaminas del grupo B. La fatiga puede ser síntoma de deficiencias nutricionales. Incluye en tu dieta legumbres, carnes magras, huevos y verduras de hoja verde para asegurar un aporte adecuado de hierro y vitaminas B.
Adoptar estas alternativas supone cambiar hábitos, pero tu salud bucodental y general lo agradecerán. Piensa en ellas como cambiar combustible de mala calidad por uno que protege el motor de tu cuerpo.
Conclusión: cuida tu sonrisa y tu energía
El auge de las bebidas energéticas refleja un estilo de vida que privilegia lo inmediato sobre lo sostenible. Estas bebidas combinan altas dosis de azúcar, ácidos y cafeína, lo que genera una tormenta perfecta para tus dientes: erosionan el esmalte, favorecen la caries y pueden manchar tu sonrisa. La evidencia científica muestra que su pH extremadamente bajo las convierte en bebidas altamente erosivas y que el exceso de azúcar supera las recomendaciones diarias. Además, la sequedad bucal provocada por la cafeína y la falta de una adecuada higiene oral amplifican los riesgos.
Como profesional de la odontología, mi consejo es sencillo: limita el consumo o búscales alternativas más saludables. Si decides beberlas, sigue las recomendaciones de este artículo para proteger tu esmalte. Observa tus dientes: si notas sensibilidad, manchas o caries, acude cuanto antes a tu dentista.
Recuerda que tu sonrisa es tu carta de presentación y merece el mejor cuidado. Adoptar hábitos de higiene dental, elegir alimentos y bebidas saludables y descansar adecuadamente son inversiones a largo plazo en tu bienestar. Cada pequeño cambio cuenta. Te animo a revisar tus hábitos de consumo, priorizar tu salud bucal y programar una visita preventiva con tu odontólogo de confianza. ¡Tu energía y tu sonrisa te lo agradecerán!

